domingo, 22 de diciembre de 2013

En defensa de mi lengua

Ya da igual quién lo diga, dónde lo diga, ni a quién lo diga pues el disparate ya ha alcanzado características de pandemia. Hará cosa de veinte años que lo oí por primera vez. Nunca pensé que tendría tanto éxito, es decir, nunca pensé que hubiera tanta gente que no tuviera ni los rudimentos más básicos de su lengua. Todos los estratos sociales, al margen de la cultura de que puedan hacer gala, lo vomitan. Me refiero a la famosa introducción: 
"Decirles que este fin de semana lucirá el sol en toda España", pongo por ejemplo. 
"Deciros que estoy muy satisfecho con vuestro trabajo de este año", puede ser otro ejemplo.
Un frase encabezada por un infinitivo, solo puede ser una subordinada sustantiva, y como sustantivo, es o un sujeto o un objeto directo porque el infinitivo, al ser el "nombre" del verbo, tiene carácter sustantivo. Otra cosa sería: "No me queda más que decirles que este fin de semana lucirá el sol en toda España." Esto sería lo correcto, o "Tengo que deciros que estoy muy satisfecho con vuestro trabajo de este año"
Je, tengo más cosas pero por hoy lo dejo. Como es lo más fácil del mundo que mañana no pueda entrar en la red (Almuñécar me espera) me despido de todos vosotros hasta el año que viene, no sin antes desearos toda clase de felicidad y que las cosas os vayan, nos vayan, si puede ser, mejor que este año. Un abrazo muy fuerte para todos.


martes, 19 de noviembre de 2013

EN DEFENSA DE MI LENGUA

Desde hace tantos años como mi memoria alcanza, periodistas de la más diversa catadura dedican tiempo, esfuerzos  y dineros en seguir de cerca, comentar, e informar al mundo entero acerca de esos famosísimos premios instituidos por un inventor sueco al que los remordimientos no dejaban dormir. Todo eso porque, ingenuo él, pensaba que al disponer de medios de matar cada vez más eficaces y contundentes, y ver los estragos que estas armas y proyectiles hacían entre los hombres, la Humanidad dejaría las guerras. ¡Pobre hombre! Olvidó tal vez o no llegó a conocer el mito griego de Eros y Tánatos, los dos grandes impulsos que mueven al hombre y que los griegos, con ese conocimiento tan profundo del alma humana, plasmaron en forma de mito. Amargado al ver que su jugada había fallado, es decir, que los hombres seguían siendo carniceros de los hombres, dejó dispuesto que todo lo ganado con sus mortíferas patentes, sirviera para premiar una vez al año a aquellos hombres que con su conocimiento, esfuerzo y sabiduría, hubieran contribuido al avance de la Humanidad. Este inventor sueco no fue otro que Alfred Nobel.

Hasta aquí todo bien. Siempre y cuando seamos conscientes de la pronunciación sueca. En sueco, el apellido del ingenuo inventor, suena como palabra aguda [nobél], y así es como debe pronunciarse. Pero hete aquí que todo un ejército de periodistas de todos los medios, especialmente de radio y TV, se empeña en pronunciarlo como palabra llana [nóbel].

En español existe una palabra que tal vez pudiera haber dado lugar al error, y es novel, que significa novato por no alargar más el asunto (que no el tema), y para que nadie piense que tengo prejuicios, diré a la sazón que tal palabra es de origen catalán, novell; pero ocurre que, como muy bien puede verse, no lleva tilde ortográfica en la o, por lo que tabién es una palabra aguda, es decir, que su pronunciación es [nobél]. Y es que resulta  que en inglés -¡oh cielos!- existe una palabra que se escribe exactamente igual y que se pronuncia ['nobel], dicho de otro modo, llana. ¿Será verdad que una vez más se hayan intoxicado de inglés mal digerido y de español mal aprendido? Se aceptan apuestas.
 

miércoles, 23 de octubre de 2013

En defensa de mi lengua

Hay que ver de qué manera más bellaca traicionan los nervios a quien habla ante las cámaras sin tener costumbre de hacerlo.
Esta entrada debería haberla escrito hace mucho tiempo, pero como no doy abasto con los disparates que salen en los medios de comunicación de masas, eso que los pedantes llaman los "mass media", se me había pasado. Debo hacer esta aclaración, porque uno de los disparates lleva un año, éste, de tal modo que, de  no hacerla, quedaría yo como exagerado. Eso, en el mejor de los casos.
Pues bien, estaba yo cierto día de hace ya un año, como poco,  viendo un reportaje sobre los paradores nacionales de España. En un momento determinado le toca el turno a uno de ellos, de cuya localidad no quiero decir el nombre por no poner en evidencia a la pobre prójima. Muy bien arregladita ella, presencia inmejorable, con la juventud justa como para haberse educado después de la E.G.B., con los nervios a flor de piel, se le notaba en la voz. 
Su misión era enseñarle al reportero las instalaciones del establecimiento hotelero. En eso estaba la moza, cuando va y le espeta al periodista, que debió de quedarse tan perplejo como yo, y que por puro respeto debió de reprimir la carcajada que yo solté: "Disponemos de dos plantas, una hacia arriba y otra hacia abajo" Menos mal que estaban una arriba y otra abajo, porque si hubieran llegado a estar juntas, habrían perecido solo una. ¡Qué cosas! Por cierto ignoro que quiso decir con lo de "hacia" ya que esta preposición indica sentido de una marcha, y que yo sepa, las plantas de un edificio están siempre quietas (salvo las que giran).

Seguía la señorita en cuestión enseñando al equipo de televisión las dependencias, cuando al hablar de las prestaciones cara al público, le dice: "Estamos cotizando bodas para el 2013". ¡Caramba! de haber sabido antes que los paradores nacionales pagaban a los novios el banquete de bodas, me hubiera esperado. Porque "cotizar" puede tener dos significados principales: o establecer la valoración de algo como puedan ser acciones, divisas y otros valores financieros, o bien hacer pagos tales como cuotas. Pero en ningún caso puede significar "reservar", "apalabrar", "tomar nota de algo", o "registrar" que es lo que quiso decir. Aquí me parece a mí que ya no podemos hablar de nervios. Es desconocimiento puro y duro.

Y como broche final, para divertir a la concurrencia, en el parador se organizan "juegos de gincana, se utilizan de todo" Dejando aparte el hecho de que el plural no guarda concordancia con "de todo" ¿Qué rayos quiso decir? En fin, ya lo profeticé en su día al ver la marcha que llevaban la enseñanzas de lenguas en nuestro sistema educativo. Lamentablemente he sido de los profetas que aciertan.

sábado, 12 de octubre de 2013

En defensa de mi lengua

Lleva muchísimos años instalado el dislate en el habla de la gente. Aún no sé de dónde vino tal cosa, pero lo cierto es que muchos, cualquiera que sea su nivel cultural lo sueltan en cuanto se les viene a la boca.
Estoy hablando del périto que tiene que venir a mirarnos el coche después de un accidente (que no sé por qué las compañias de seguros se empeñan en llamarlo "siniestro"); del périto que viene a vernos la casa cuando hemos tenido una fuga de agua, etc., etc.
Périto por aquí, périto por allí, périto por doquier.
¡Por todos los santos del cielo! ¿Es que a estas buenas gentes nadie les ha dicho que se dice perito? así, acentuada en la penúltima sílaba, palabra llana acabada en vocal por lo que no lleva tilde gráfica.
Y,  ya que estamos en el asunto, el femenino es también perito porque si queremos feminizarlo acabándolo en a, ¿qué nos queda? Una fruta pequeñita.

sábado, 5 de octubre de 2013

En defensa de mi lengua

Es una lástima oír, un día sí y otro también, que un desentrañado le ha dado el pasaporte a su prójima. Algunos de ellos toman el tren al otro mundo que pasa a continuación, otros, sin embargo, se dan a la fuga, y hasta los hay que, tras unos momentos de reflexión, se dirigen al cuartel de la Guardia Civil más cercano y admiten sin tapujos haber matado a su mujer. Bien, a toda esta serie de despropósitos los periodistas más "avanzados" la llaman "violencia de género". Tal éxito ha tenido el gazapillo, que ahora, tanto expertos como profanos, no paran de vomitarlo: periodistas, políticos, maestros, comadres en la compra, etc.

A todas estas buenas gentes ni siquiera les pasa por la cabeza sacar conjeturas lógicas derivadas del error. Pues si los que están en él (desde mi punto de vista) estuvieran en el acierto, entonces, en multitud de fichas de las que tenemos que rellenar a lo largo de nuestra vida, en lugar de "Sexo" debería decir "Género". En los libros de estudios universitarios en lugar de tratar de "sexualidad" debería tratarse de "generidad". Y además, la inmensa mayoría de los seres vivos que pululan a lo largo y ancho de este planeta serían "generados" y no "sexuados". ¿Y los delitos sexuales? pues que habría que llamarlos delitos generales. ¡Qué ambiguo! ¿no? Por lo que a mí respecta, yo me considero un especimen sexuado, de sexo varón, mientras que mi nombre es gramaticalmente un sustantivo propio,  de género masculino y número singular.

He aquí el "quid" de la cuestión.  Por razón de desconocimiento de la propia lengua, se está confundiendo género con sexo. De toda la vida, por lo menos hasta donde mi memoria alcanza, el género era un accidente del nombre o sustantivo cuya clasificación era masculino, femenino, epiceno, común, ambiguo y neutro. "Género" también puede ser sinónimo de artículo, así podemos decir que "el tendero Fulano tiene un género muy bueno a la venta". Además de estos conceptos existe otro que podríamos equiparar al de "clase" o "tipo"; así solemos decir "sin ningún género de duda". Género es también sinónimo de tela o tejido: "ese traje está confeccionado con un género muy bueno. De alguna manera puede tener también un significado equiparable al de especie, y así decimos "el género humano". Estos son los conceptos de género.

Es preciso pues, que aquellos que crean escuela con la lengua pongan todo su celo en hablar y escribir con propiedad y llamar a cada cosa por su nombre. Pues aquella cualidad por la cual los seres vivos nos clasificamos en machos y hembras o varones y mujeres si hablamos de humanos, es el sexo. Nunca el género. Así pues, esa violencia absurda, cruel y gratuita que tiene lugar entre humanos de distinto sexo, no se puede llamar violencia de género, antes bien, habría que llamarla violencia sexual o violencia doméstica. Esta última se perfila como la opción más coherente ya que en una abrumadora mayoría de ocasiones tiene lugar intra muros, es decir, dentro de casa. Y, sin embargo, a pesar de ser la opción más lógica, es la menos usada. ¿Cuándo empezarán los periodistas a cuidar su propia lengua? Es más fácil encontrar rosas en el mar.

lunes, 16 de septiembre de 2013


En defensa del sentido común

Hoy no me ha apetecido hacer un comentario sobre un hecho lingüístico-apropiado-ortográfico-traductivo. Hoy voy a hacer una puntualización sobre un problema de sexos. No, tranquilos, no voy a decir nada escabroso. Es un asunto de cultura general relacionada con la historia antigua.
Pues hete aquí que me encontraba yo una de estas noches pasadas viendo un debate en una de las cadenas privadas, un debate en que participaba un famosísimo presentador catalán (lo de catalán no va con segundas, creedme, es que es la pura constatación de un hecho cierto.) Un presentador, cuyo nombre me guardo, pero que es conocido hasta en la Alpujarra granadina.
Pues estaba el debate en todo su apogeo, es decir, todo el mundo dando voces, pisándose la palabra unos a otros, en fin, como está últimamente de moda. Todo iba "bien" cuando el presentador de marras menciona a la diosa Mitra. Y no una vez sino al menos dos. Así, con el sexo femenino reconocido a través del género del nombre "diosa". Y lo decía el hombre con una seguridad que casi me provoca un espasmo.
Mitra, ciertamente acaba en "a", pero como no es un nombre español, no hay que pensar de ninguna manera que sea un nombre femenino. Lo mismo que el japonés Michiko es un nombre femenino aunque acabe en "o". Pero este hombre, el presentador, quiero decir, al que cabría atribuirle grandes conocimientos y cultura aunque solo sea por lo que ha viajado y por la cantidad de gente a la que ha entrevistado, pues no, miren ustedes, este hombre había oído hablar de Mitra y automáticamente lo suelta ante toda España como diosa. Pues no, Mitra fue una deidad masculina cuyo culto nacido en Persia en torno a 1.400 AC, a partir de Roma se extendió rápidamente, con ligeras variaciones, por toda la cuenca mediterránea. Era el dios preferido de las legiones romanas, de ahí su rápida difusión. En la iconografía antigua es representado con túnica corta, tocado con un gorro frigio y hundiendo su cuchillo en un costado del Toro Primordial, herida por la que mana la sangre que se convirtió en vino. En fin, parece que el buen presentador o comunicador como se dice estúpidamente hoy en día, (que no a día de hoy) no estaba al corriente de todos estos datos, pues de haberlo estado no hubiera metido la pata de semejante manera. Ya lo dije en su día, y cada vez estoy más convencido de ello: todos los personajes, personajillos y personajetes que pululan por los medios de comunicación, cuando han de demostrar algún conocimiento, hacen agua por todas partes, lo que me lleva a pensar que el principio de Peter es cierto: "En una escala jerárquica, los empleados ascienden hasta su nivel de incompetencia". Así nos va.


viernes, 30 de agosto de 2013

En defensa de mi lengua


Como casi siempre, la prensa. Observen los lectores el texto que acompaña a la viñeta. Si no ven el error, quiere decir que está extendidísimo. No se preocupen demasiado que para eso ya estoy yo. Este error lo cometen hablantes de todos los estratos sociales y de todos los niveles culturales... Pero eso no lo hace menor error. Me refiero, cómo no, a la confusión entre las formas verbales "deber" y "deber de". Según intención del humorista, el personaje, que tiene todo el aspecto de ser Rubalcaba, dice que le deben quedar un par de escándalos por descorchar. Es decir, lo manifiesta como una posibilidad y en ningún caso como una obligación. Hay un deje de duda en la frase, no está seguro de cuántos escándalos le quedan. Y aquí está el gazapo. "Deber" sin más, indica obligación de llevar a cabo la acción expresada a continuación. "Deber de", sin embargo, implica duda, inseguridad. Esa es la construcción que debería haber empleado el humorista... "y todavía me deben de quedar un par de escándalos por descorchar". Una vez más debo quejarme de la falta de cuidado que los medios tienen respecto a su propia lengua, su herramienta de trabajo. ¿Para cuándo la corrección apropiada? ¡Ahuuuuuuuuuuuuuuu!

domingo, 18 de agosto de 2013

En defensa de mi lengua

Esta vez quiero hacer una incursión sobre los traductores cinematográficos. Uno de los escollos principales con que un traductor se encuentra es el de los llamados "falsos amigos", que son esas palabras que parecen tener un significado cuando en realidad tienen otro. Que niños de primaria, e incluso de instituto, caigan en la trampa de los falsos amigos es moneda de uso corriente y harto disculpable. Pero que un traductor, al que se le supone un cierto grado de profesionalidad, caiga en ello es, sencillamente, imperdonable. Viene esto a cuento de que estaba viendo yo una película de acción. Todo iba encajando perfectamente en los diálogos cuando de repente se me disparó la alarma. Había algo que no encajaba. El protagonista, perseguido por los malos para hacerle pupa grande, se ve metido en un tren y da voces: "¡Conductor! ¡Conductor!". Cosa extraña es que un pasajero llame al conductor del tren, pero más extraño aún es que lo haga desde la mitad del convoy. Teniendo en cuenta que los conductores de estos vehículos van normalmente en la locomotora, muy difícil es que oiga a un pasajero desde la mitad del  tren, y más aún que le haga el menor caso. Eso era lo que no encajaba. 
La película era americana (del norte, vaya) por lo que se supone el inglés como lengua original de la cinta. En inglés existe la figura del "conductor" en los vehículos de pasajeros de un cierto tamaño, quiero decir que en los taxis esta historia no cuenta. Pero resulta que este "conductor" (pronunciada la palabra como llana) es el equivalente al español "revisor", que no conduce más que su propio cuerpo. Eso es lo que quería decir el acosado protagonista. Llamaba al revisor. Ése sí que podría hacerle caso, pero no el conductor.
En fin, ya sabemos que traducir de una lengua a otra no es tarea fácil. Razón de más para ponerla en manos de profesionales expertos y no de aficionados.

jueves, 11 de julio de 2013

En defensa de mi lengua

Estaba yo en cierta ocasión hojeando y ojeando un periódico, cuando de pronto se presentó ante mis ojos una noticia que me dejó electrificado y no por el contenido de la noticia en sí, que ya de suyo se las trae, sino por la falta de ortografía, inadmisible en un periódico de la era digital, en que la profesión de cajista ya ha pasado a la historia pues ahora se usan fotolitos. No pude resistirme a tomar mi móvil y sacarle una foto al titular continente del gazapo. "Estaban cortando las columnas de sujección cuando llegaron los agentes".
En un periódico moderno, todo se teclea ya en ordenador, las páginas se componen con programas de edición especiales. Lo normal de un procesador de textos es que tenga corrección automática. Pues ni así, señores, ahí va sujección, con dos ces, por si acaso con una no fuera suficiente. ¿Hacen falta más comentarios? Yo creo que no, la foto es elocuente por sí sola. Así nos va. Y luego alguno pensará que la tengo tomada con los periodistas. Pues no. Mi mayor alegría sería que los periodistas y otros escritores ejercieran con absoluta corrección. ¿Para cuándo? Ahuuuuuuuuuuuuuuu.

miércoles, 3 de julio de 2013

En defensa de mi lengua. Toca "entre"

En defensa de mi lengua

Me está carcomiendo la cabeza un dislate que ya lleva muchos años implantado en nuestra lengua. Está tan generalizado que la gente ya ni se da cuenta. Da lo mismo el nivel cultural o la edad de los interfectos que lo profieren. Estoy refiriéndome al uso estrafalario de la preposición entre. Sirvan estas frases a título de ejemplo:
"Entre más se lo digo, menos caso hace" no es infrecuente oír decir a alguna angustiada madre del comportamiento de su revoltoso retoño.
"Entre más lo batas, mejor" podemos oír aconsejar a propósito de batir huevos.

Entre es una preposición locativa que indica la situación de algún ente en relación con otros entes similares o distintos, por lo tanto, jamás, JAMÁS puede usarse con valor cuantitativo que es el significado que tiene en las frases de ejemplo. ¿Tan difícil es decir cuanto? Sustituyamos ahora esto en lugar de entre.
"Cuanto más se lo digo, menos caso hace"
"Cuanto más lo batas, mejor"
¿Gana en claridad, verdad? Naturalmente, como que las lenguas tienen sus reglas y si las seguimos nos entendemos todos mucho mejor.
Pues eso.

martes, 25 de junio de 2013

En defensa de mi lengua

Recientemente se está oyendo una estupidez que está haciendo fortuna. Como casi todas las grandes estupideces en que están incurriendo los medios de comunicación de masas. Me refiero, ¡cómo no! a la cantinela esa de la "marca España". No sé si mis lectores han caído en la cuenta, pero ya no se oye prácticamente "España" sin que lleve delante la estupidez "marca". Ni que España fuera una fábrica en que se fabrica a sí misma. Ahora parece que hay que promocionar la "marca España". En el extranjero la "marca España" tiene tal o cual prestigio. Esos cretinos no se dan cuenta de que Made in Spain quiere decir hecho en España, pero en ningún caso es la marca. Marca es el nombre que una determinada empresa quiere darle a sus productos. Así marcas de productos hechos en España (entiéndase esto a título de ejemplo y nunca como publicidad ni siquiera encubierta) pueden ser SEAT, Fagor, Balay, Zara, El Caserío, La Casera, Tío Pepe, etc. De seguir la cosa por este camino, no tardando mucho oiremos a los esnobistas conversaciones de este jaez:

- Oye, Teté, tú ¿adónde vas a ir de vacaciones este verano?
- Uy hija, no sé, estoy hecha un lío. Por un lado hay sitios de la marca España que aún no conozco, pero me gustaría darme una vuelta por la marca Francia.
- Has pensado en ir por la marca Egipto?
- Sí chica, pero mientras la situación esté tan poco clara, ni la marca Egipto, ni la marca Túnez. Antes me doy una vuelta por la marca Grecia.

¿Qué os apostáis que no tardamos ni cinco años?


sábado, 8 de junio de 2013

En defensa de mi lengua

Cuando en los años 80 se produjo ese empacho de libertad mal entendida llamado "Movida Madrileña", cuando los jóvenes eran animados por las autoridades (recordemos a la sazón a D. Enrique Tierno Galván, profesor de universidad y alcalde de Madrid) a exteriorizar sus sentimientos y a interiorizar alcohol, hachís, marihuana y cosas así, se produjo el consumo masivo de alcohol y drogas por parte de los jóvenes hasta adquirir la virulencia que vivimos hoy, en que los niños de 13 años ya han tenido en su inmensa mayoría su gran borrachera. Así seguimos, pero a los jóvenes, y especialmente a las jóvenes, ya no les basta con trajinar alcohol por el gañote. Ahora las pavipollas han caído en la moda de metérselo directamente en vena vía vaginal. Estaba yo viendo un reportaje sobre el asunto, "tampón alcohólico" parece que lo llaman. Consiste, como el lector ha podido colegir, en impregnar un tampón vaginal en alcohol, introducírselo en el sitio suyo... y esperar a que la naturaleza siga su curso. ¿A santo de qué viene esto?, estará pensando ya alguno. Es lo suyo. Pues viene a que la mozuela que hablaba como testigo directo del asunto, por vivirlo en primera persona, le decía a la periodista que la entrevistaba que "produce una embriagadez"...

Perfecto. La niña había alcanzado la madurez sufiente como para saber que por la vagina  puede introducirse algo más que un pene, pero no la suficiente como para saber que en español, el estado en que el cuerpo se encuentra tras trasvasar una dosis suficiente de etílico se llama embriaguez y no embriagadez. Me pregunto si la sensación de "embriagadez" que invade a la privilegiada varía si se mete Havana Club, Chinchón o JB ¿Tardaremos mucho en oír hablar de los supositorios alcohólicos para ellos? ¡Qué pena!

domingo, 26 de mayo de 2013

En defensa de mi lengua

Me encontraba yo oyendo por puro accidente uno de esos programas televisivos, mal llamados del corazón, pues deberían llamarse del estómago, por lo nauseabundos que son, cuando aparace una parejita, cantantes ellos, hermanos ellos, varón y mujer, para que quede claro, cuando la nena, según explica el cómo de juntarse ambos para cantar, dice: "...después de mi hermano dejar el grupo... " etc. Un latigazo estremeció mi anatomía.
¡Por los clavos de Cristo! ¿Qué idioma es ese? Pretende ser español, pero me cuesta reconocerlo.
Resulta llamativo el desconocimiento de la propia lengua que tienen las generaciones jóvenes, que forman oraciones sin sentido común, sin seguir las reglas más elementales, que por otra parte, ya no son cuestión de estudios, sino de organización mental. Y no hablemos ya de los mensajes enviados a través de los teléfonos móviles. Tal vez sea que la memorización de las letras les consume toda la reserva neuronal. Sea como fuere, se me ocurren algunas formas de decir lo que la nena vomitó, sin que la lengua sufra tan grave menoscabo.
1) "...después de que mi hermano dejara el grupo..."
2) "...una vez que mi hermano dejara el grupo..."
3) "... cuando mi hermano dejó el grupo..."
4) "... cuando mi hermano hubo dejado el grupo..." (presiento que esta última construcción ya no está  al alcance de la pavipolla).
Hay más alternativas, pero no pretendo marear a mis estimados lectores. Lo que pretendo es hacer ver que los distintos sistemas educativos que han seguido a la E.G.B. sólo han ido en detrimento de la lengua, la gran organizadora del pensamiento. Y que el daño que ya está ocasionado tiene difícil enmienda; tan grave es el problema, que desde hace algunos años, como mínimo quince, se han prodigado como hongos los planes de lectura en las escuelas, pero con semejantes ejemplos (ya abundaré sobre esta idea en mi libro) los he visto, los veo, condenados al fracaso. Si no, véanse las consecuencias prácticas.

sábado, 18 de mayo de 2013

En defensa de mi lengua

Hace un momento brujuleaba por Internet a la busca de un programa de edición de vídeo, cuando en una de las páginas me sale una revista archiconocida, de la que el que hace la aportación dice, entre otras cosas, que es "la revista más legible del mundo".
La verdad es que la gente no sabe ya qué hacer para presumir de cultura. El tipo en cuestión pensó que demostraba más cultura diciendo "legible" que si hubiera dicho "leída"... Pero la erró. Y la erró porque legible significa que se puede leer fácilmente, por su tipografía, que es cómoda para la vista, por ejemplo. Mientras que leída es un participio de pasado que quiere decir que se ha procedido a su lectura. Y esto es lo que quiso decir el susodicho: que la revista la leen muchedumbres a lo largo y ancho del mundo. Seguramente debió de pensar que leída era una palabra muy trillada, así, como manoseada, y como en la variedad está el gusto, le sonó legible menos usada, más literaria. Pero no, joven, la sinonimia tiene sus límites, y éstos los marca la diferencia semántica. Decir una cosa cuando queremos decir otra, simplemente es un índice de claras carencias lingüísticas. ¿Estamos?

domingo, 12 de mayo de 2013

 En defensa de mi lengua

 Quiero someter este cartel que anuncia un evento a la observación de los lectores. Un concurso nacional de croquetas. Quiero que os fijéis en el lugar en que va a tener lugar. El cartel me parece bien hecho. Salvo por el gazapo que han patrocinado todos los organismos oficiales que figuran al final, en la última línea.
En la provincia de León, en la comarca del Bierzo, en los tiempos oscuros llamados Edad Media, un obispo mandó tender un puente sobre el Sil para facilitar las peregrinaciones a Santiago de Compostela. Tenía refuerzos de hierro, y por esta razón lo llamaron Pons Ferrata. Ahí surgió una localidad, que actualmente (que no a día de hoy), recibe el nombre de Ponferrada, localidad de gran importancia, acorde con el puente.
Pero, claro, es Ponferrada, no Ponferada. Es decir, le falta una "erre". Señores, ese cartel es un atentado al sentido común, y se ha financiado con fondos públicos. ¿Es que no hacen pruebas antes de la impresión definitiva? Y si las hacen ¿es que nadie las mira? Y si las miran ¿cómo es que nadie ha visto el error? Algo falla en nuestro sistema educativo, cuando ya ni siquiera llama la atención semejante gazapo en el nombre de una localidad de enorme importancia en Castilla y León. Así nos va.

domingo, 28 de abril de 2013

En defensa de mi lengua

Que las lenguas influyen unas sobre otras es cosa de manual de instituto. Que el inglés presiona fuerte, especialmente sobre quien no domina su propia lengua, es cosa archisabida. Y como demostración práctica de lo que acabo de decir va la siguiente pequeña historia.
Acababa de degustar la pitanza del día y la hora y ya me había puesto en pie, tranquilo, en parte porque no había oído (que no escuchado) todavía ningún desaguisado lingüístico, cuando esa cronista deportiva, veterana ella en las ondas, gafitas, pelito corto, sí esa que ya tenéis en la mente, hablando del inminente partido de tenis entre Almagro y Nadal, que no sé cómo discurre porque mi siesta es sagrada y nada más despertar me he puesto a esta tarea, va la buena mujer y dice con gran profesionalidad: "Nícolas Almagro" ¿Lo pilláis? Nícolas, ¡Dios mío!, Nícolas, así como suena, esdrújula, Nícolas. Está claro que en inglés sí es una palabra esdrújula, pero desde antes de que me salieran los dientes yo ya sabía que en mi lengua había un nombre que se ponía a los varoncitos y que no era otro que Nicolás. ¿Eh? Nicolás, palabra aguda que termina en s, y que por lo tanto debe llevar tilde en la a cuando se escribe. Incluso en su apócope "Colás".Y vuelvo a decir ¿Es que en las facultades de periodismo no se enseña lengua española? Y si es así ¿cuándo van a empezar a hacerlo? Y si la enseñan, ¿es que no examinan de ella? La lengua es la herramienta básica y fundamental, condición sine qua non el periodismo no existe. Porque el periodismo es, por encima de todo, lengua. Es como si en los centros de formación profesional no se enseñara a los futuros electricistas a utilizar los alicates pela-hilos, o no se les explicara el carácter pulsante de la corriente alterna, o algo parecido. Pues eso.

domingo, 14 de abril de 2013

En defensa de mi lengua

¡Dios! estaba yo mirando móviles, cuando al ver las características de uno de los modelos (Sony Xperia Z) leo con estupor que la pantalla tiene un cristal antilladuras. ¡Claro! con toda la gente rara que hay en el mundo, seguro que han previsto que alguien coja el rallador del queso y se ponga a sacar ralladuras de la pantalla de un móvil. No conozco ningún menú que incluya tal tipo de ralladuras, pero nunca se sabe...
Sin embargo, sí que es más fácil que una pantalla se raye... Seguramente se refieren a eso. Pero en este caso será que el cristal es antirrayaduras o antirrayones, o algo así. ¡País!

lunes, 8 de abril de 2013

En defensa de mi lengua

    Ya lo dije en cierta ocasión en relación con los E.G.B.eos: "¡Dios mío, el día en que estos ocupen puestos de poder y responsabilidad, apañados vamos!" Pues bien, estoy leyendo actualmente un libro cuyo autor y título no voy a decir, porque no me gusta echar fango sobre nadie. El asunto es muy interesante, pero el autor, nacido a finales de los setenta, necesariamente tuvo que haber pasado por la E.G.B. pues a los seis años (de la vida del autor) ya estaba implantado el sistema. Pues bien, ya voy por la página ciento y pico y me he encontrado varios gazapos que, o son suyos, o del impresor. Sea cual fuere el caso, lo cierto es que el que ya ha desbordado el ánfora de mi paciencia ha sido la cofunsión de los verbos hallar y haber. Decir halla (del verbo hallar) cuando se quiere decir haya (del verbo haber) es dislate mayúsculo para alguien dedicado a la literatura. Aun en el caso de que sea yeísta, no es lo mismo hablar que escribir. En este caso yo juego con ventaja porque no soy yeísta, es decir, yo pronuncio la ll. Castellano del Duero para arriba, que se mire como se quiera es el mejor castellano. Cuando se escribe hay que prestar especial cuidado, máxime cuando se quiere publicar. Es como si digo que para hacer arroz con leche es bueno echarle unas rayaduras de cáscara de limón. Pues no, yo el limón lo rallo, no lo rayo, porque maldita cosa adelanto si hago esto último. Dado que acabo de empezar el libro como quien dice, pues es un ladrillo de más de novecientas páginas, es fácil que encuentre más perlas. Las iré exponiendo aquí. ¡Ojalá no encuentre más!

domingo, 10 de marzo de 2013

En defensa de mi lengua




Sobre los pluralia tantum

Reciben el nombre de pluralia tantum aquellas palabras que solo pueden ser dichas en plural, aunque su significado sea en singular.

Entre estas palabras tenemos pantalones, tijeras, alicates, tenazas, y alguna más.

Pues bien, en los días que corren (que no a día de hoy), prácticamente todo el mundo se pone el pantalón, corta el papel u otro material con la tijera, aprieta un cable con el alicate, saca clavos con la tenaza, etc.

Alguien en un principio, sin conocer su propia lengua, viendo que la prenda era solo una pensó: "¿Y por qué voy a decir pantalones si es una sola prenda? Eso está mal dicho. Lo suyo es llamarlo pantalón." Y la idea prendió como un reguero de pólvora. Así, actualmente (que no a día de hoy, insisto), en los escaparates de las tiendas, en las revistas, en internet y en cualesquiera otros medios de difusión, es prácticamente imposible ver la palabra pantalones referida a una sola prenda. El nombre no hace referencia  a la prenda como un todo, sino a las perneras, que son dos, por muchas vueltas que le demos. De ahí que sea un pluralia tantum. Por lo que a mí respecta, como yo adquirí mi propia lengua en el momento que se hablaba mucho mejor que ahora, me es imposible decir pantalón. No me sale, lo siento. Y me pasa lo mismo con el resto de las palabras ya reseñadas más arriba. No me siento culpable.


martes, 26 de febrero de 2013

En defensa de mi lengua

   Andaba yo afanado buscando una pieza musical muy concreta (que no puntual) para incorporarla a un montaje de vídeo que estoy haciendo actualmente (que no a día de hoy), cuando... ¡albricias! ¡la encontré!. Mi euforia no conoció límites ya que cuando empecé a buscarla no conocía ni el título ni el compositor. Un auténtico trabajo detectivesco, una muestra de olfato de sabueso musical. La pieza en cuestión es una auténtica delicia de la música clásica ligera inglesa. La escribió Ronald Binge y lleva por título Elizabethan Serenade.
    Tengamos en cuenta que la traducción al español de Elizabeth es, ni más ni menos que Isabel. Por otro lado, lo relativo a Elizabeth, en inglés es Elizabethan. Como lo relativo a Isabel, en buen español, es isabelino o isabelina, llegamos a la conclusión de que Elizabethan Serenade, debe ser traducido como Serenata Isabelina. Y ya estará pensando el lector que estas líneas recorre: "¿A dónde irá a parar este hombre con la lección de inglés?" Pues bien, voy a parar en que el petardo que tradujo el título al español lo hizo de "aquesta guisa" (agarraos): Serenata Elizabetana. Y se quedó tan ufano de su traducción. Claro, desde la óptica de los traductores de tres al cuarto sin duda isabelino es más normal, más vulgar. Elizabetana, en cambio, tiene trapío, por lo pronto, una sílaba más, y ya sabemos que para los galopines del inglés y tuercebotas del español la longitud de la palabra es extremo que hay que considerar, a mayor longitud, mayor cultura se demuestra. ¡Uf! ¡Qué paciencia hay que tener con ellos!

sábado, 16 de febrero de 2013

En defensa de mi lengua

     Desde hace algún tiempo, quiero decir años, se viene diciendo uno de los mayores absurdos en el uso de nuestra lengua. Me estoy refiriendo a esos dispositivos que, sujetos con un arco flexible que pasa por encima de la cabeza, nos permiten escuchar sonidos con gran claridad y sin molestar a nadie: los auriculares. Es lo más corriente oír cómo la gente los llama "cascos", pero solo a uno, es decir, al dispositivo que aparece en la imagen de arriba. Todo el conjunto, la armadura y los dos auriculares es lo que se llama "casco" o "casco de auriculares", pero nunca, nunca "cascos", pues lo que va en plural son los auriculares, y no el conjunto entero. Es lo mismo que el protector de la cabeza que uno se pone para montar en moto. A nadie se le ocurre llamarlo cascos. Todo el mundo lo llama casco. Pues es lo mismo en el caso de los auriculares.
¿Está claro?

domingo, 10 de febrero de 2013

En defensa de mi lengua

Estaba yo viendo esta mañana un conocidísimo programa de esos del tipo del "hágalo usted mismo". Hoy el asunto versaba sobre cómo ponerle a la puerta de entrada de tu casa una cerradura de seguridad de cuatro puntos. El presentador, por lo demás, ameno y diestro en el manejo de máquinas de bricolaje, tenía la puerta ya preparada para hacerle las cajas donde irían empotradas las distintas secciones de la enorme cerradura. En estas estaban, cuando va el cámara y hace una aproximación en detalle a la vez que el presentador dice que la puerta es de tablero aglomerado chapeado. Aparte del hecho de que querer ponerle a una puerta de aglomerado una cerradura de alta seguridad es algo totalmente superfluo (si estuviera blindada ya sería otro cantar), lo que realmente sacudió mis fibras fue lo de chapeado.
Se me ocurren diversos disparates equivalentes (algunos de ellos pura invención mía; otros, no).
En un cortijo: "¡Eh, Romualdo! Hazme el favor de ensillar a Lucero que quiero galopear un rato!"
En una joyería: "Este reloj tiene la caja de acero chapeado en oro de 18 quilates"
En el aula de un colegio: "Niños, ahora vamos a recortear estas estrellas y las vamos a pegar en el cielo."
En una bodega: "Hoy tenemos que trasvasear el vino de las botas a las botellas"
En el parte meteorológico: "Tras la temporada de lluvias, los pantanos españoles tienen una buena cantidad de agua embalseada".
En relación con el maldito ordenador: "Se me ha metido un virus. Ahora tendré que formatear el disco duro"

¿Por qué están mal usados todos estos verbos? Pues porque sus infinitivos acaba en "ar" precedida de consonante: chapar, galopar, recortar, trasvasar, embalsar, formatar, etc. y no admiten una "e" metida con calzador.

No es solo el personaje en cuestión el que dice tal cosa. Es moneda de uso corriente en los diversos ámbitos del diario quehacer. Especialmente lo de chapear, formatear y recortear abruma por su frecuencia.

¡País!

sábado, 9 de febrero de 2013

En defensa de mi lengua

   Acabo de ver una entrevista al Sr. Julio Anguita. Al Sr. Anguita le profeso desde siempre una gran admiración por sus altas cualidades humanas y personales: integridad, honradez, claridad de palabra, mesura, y principalmente, coherencia política. Dicho esto, para que quede meridianamente claro, debo proseguir haciendo una crítica en relación con la precisión de nuestra lengua. Bueno, en realidad no es sólo a él, sino a todos los que como él han caído en el garlito de los anglicismos.
Me refiero esta vez a la palabra bizarro.
Estaba él hablando de la familia real (asunto Urdangarín) y decía que si aparece alguien con un Jaguar y otros signos externos de riqueza, resulta bizarro que no se le pregunte de dónde ha salido el dinero.
   Estas cosas ocurren cuando mezclamos churras con merinas. O cuando mezclamos el inglés con el español.
   Este error no sé por qué lo ha cometido el Sr. Anguita, porque no le conozco (tal vez me equivoque) especiales aptitudes para la lengua de Shakespeare. Más bien es propio de periodistas de nuevo cuño que quieren blasonar de idiomas sin conocer ninguno, ni el suyo.

Bizarre en inglés debe traducirse como rarísimo, extraño, estrafalario, excéntrico... en resumen, algo que se aparta de lo normal.
Bizarro en español, no tiene absolutamente nada que ver con su parónima inglesa, pues en español significa
1. Valiente, esforzado.
2. Generoso, lucido, espléndido.

   Lo que el Sr. Anguita quiso decir fue el significado inglés con la palabra española.       Efectivamente, tiene razón el Sr. Anguita, porque si yo apareciera ante la puerta de mi casa descendiendo de un Lexus impresionante, trajeado a medida con el mejor paño de Béjar y con un Rolex de oro macizo en la muñeca, lo lógico sería que mi mujer me preguntara de dónde rayos había sacado la "pasta". Y sería muy extraño que no lo hiciera. Muy extraño, rarísimo, pero no bizarro.
Pues eso.

viernes, 8 de febrero de 2013

En defensa de mi lengua

¿Yo soy latino?¿Desde cuándo?
Desde hace muchísimo tiempo vengo oyendo eso de que "los latinos por aquí", "los latinos por allá" y otras sandeces por el estilo. Pero, repasemos un poco de historia. Latino ha sido siempre el habitante de la región italiana conocida en el mundo antiguo como el Latium o Lacio. Fue la tierra que dio origen a la ciudad de Roma y a su lengua, el latín. Andando el tiempo, la ciudad fue creciendo y extendiendo su influencia a golpe de conquista por la espada a toda la Península Itálica y después a toda la cuenca mediterránea, formando uno de los imperios más grandes conocidos hasta la fecha. Pero como en todos los imperios, los dominados eran considerados ciudadanos de segunda clase, y los dominadores mostraban gran repugnancia a mezclarse con ellos (nosotros). Ello no era óbice para que algunos señores se desfogaran con sus esclavas lugareñas y esparcieran su semilla de forma clandestina. Tampoco era óbice para que los sufridos legionarios hicieran lo mismo con las lugareñas de los sitios conquistados. Pero hay que tener en cuenta que los legionarios podían ser de cualquier parte del imperio o incluso, de fuera de él. Tenemos así un escenario en que la inmensa mayoría de la población hispana o de cualquier otra parte, tenía de latina lo que yo de Arzobispo de Burgos. Dígase lo que se diga, aquí en la Península Ibérica hemos sido siempre los mismos. Cuando los visigodos llegaron aquí, se erigieron en casta dominante a la que, siguiendo la lógica de los tiempos, también le repugnaba mezclarse con los "romanos" como nos llamaban en su crasa ignorancia. Después llegaron los moros con otro tanto de lo mismo. Para ellos no éramos "romanos" sino "infieles". De forma que, insisto, aquí hemos sido básicamente los mismos. Cuando Castilla, jugándoselo todo a una carta se lanzó a buscar la ruta de la seda y de las especias, viajando hacia Occidente, y se topó con América, entonces sí se produjo prácticamente desde el principio la mezcla racial, y no por vía violenta, sino de modo pacífico, porque los ibéricos nunca hemos hecho ascos a una mujer mientras ésta estuviera de buen ver y mejor palpar. Y máxime después de estar navegando tres meses sin ver más que cielo y agua. "Mirad mis hijos, qué hermosos son" le dijo un soldado español de la expedición de Cortés a un recién llegado al Yucatán. Aquello trascendía el puro instinto animal, había armonía, amor y orgullo de padre.
Con posterioridad, el rey Felipe II, tuvo un pícaro y malandrín administrador llamado Antonio Pérez, que al saberse descubierto, salió por pies y se dedicó a poner al rey de vuelta y media dando así origen a la llamada "leyenda negra" que ha sido la base fundamental de la historiografía "vox populi" de la América española hasta nuestros días. Esa es una de las razones del adjetivo latino que no se tiene en pie desde ningún punto de vista medianamente científico. Esa es una de las razones de llamar Latinoamérica a  lo que en realidad es Hispanoamérica o Iberoamérica si metemos al Brasil en el cesto. Porque se ha intentado, por la perversión de la lengua, borrar toda huella de España en América, y si queda alguna, que esté llena de fango y suciedad.
Habrá quien diga: "No, si lo de latino es por la lengua" Pues peor aún. ¿Es que acaso hablamos latín? Hasta tal punto es confuso el término, que un político yanqui, al recibir a una delegación de hispanoamericanos, se disculpó diciéndoles que sentía mucho no poder hablar en su lengua (de ellos) porque él no sabía latín.
Y que nadie me diga que lo del "latin lover" no tiene un matiz claramente racial.
De modo que, visto lo visto, lo de "latino" no tiene fundamento de estirpe ni de lengua.
Por mi parte, yo hago siempre referencia a Hispanoamérica o Iberoamérica, pero nunca digo Latinoamérica, por congruencia, más que nada.
Uno de los pocos americanos que tenían el asunto medianamente claro fue el gran poeta nicaragüense Rubén Darío que escribió aquello de: "Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda..."
Pues eso. 
Mi amiga Susi, conocedora de este blog, me remitió a mi página de Facebook el siguiente comentario, que, con su explícito permiso, publico aquí.

"Pelayo, ahí va una contribución para tu blog. Es verídica y si a mi me dejó los pelos como escarpias, si tú lo llegas a ver...

Ayer entré en un servicio público (el lugar en el que estaba situado lo omito porque lo importante en este caso no es el sitio, esto hubiera pasado en cualquier servicio público de este país) y mientras estaba allí dentro me puse a leer lo que había pintado en la pared. Mientras lo leía me acordé de una frase que leí una vez, no recuerdo dónde (no fue en un servicio público, eso sí lo recuerdo) pero sí que la leí: "la cultura de un país se demuestra en las paredes y puertas de los servicios públicos de ese país"

Bueno, pues había 4 inscripciones (las escribo literalmente)

1. TE KIERO LACASITO (como todos sabemos kiero se escribe con "k" de "queso", faltaría más!! esa falta de ortografía la podría entender cuando estás escribiendo un mensaje de móvil y una letra de más te puede suponer pagar un mensaje de más, ¡pero no cuando tienes una pared enterita para ti!)

2. LLO TENGO DROGA (menos mal que lo importante en la frase era la palabra "droga" y esa sí la escribió bien)
3. AQUI FOLLE EL 03/09/2011 (los acentos tampoco son significativos, parece ser, para que la escueta frase tenga sentido. De hecho, YO que no LLO, la entendí)

4. FOLLO Y LA CHUPO POR DROGA (ortográficamente la frase está genial, así que, ¡casi se me caen dos lagrimones de felicidad! y se me hubieran caído si no hubiera sido por el mal gusto que denota la frase) ¡Por cierto! la frase venía acompañada de su respectivo número de teléfono, pero lo voy obviar, primero porque doy por hecho que los números sí estaban bien puestos y en segundo lugar, porque quiero evitar tentaciones .
Esto no es nada más que una anécdota, pero me hizo pensar, y si la frase: "la cultura de un país se demuestra en las paredes y puertas de los servicios públicos de ese país" es cierta, que Dios nos pille confesados porque ahora entiendo una de las causas por las que en este país estamos como estamos: cultura la justa, más bien ninguna; mal gusto a "la hartá! y creatividad nula: ¡qué país!"


Desde luego, los servicios públicos dan mucho de sí, especialmente en el uso de la lengua desparramada por las paredes. Gracias, Susi.

miércoles, 30 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

    No es infrecuente en estos días que corren, oír decir a ciertos jóvenes de ambos sexos refiriéndose a "futuribles" ligues, "rollitos" y otros tipos de relaciones, frases como las que siguen:
     "no es mi prototipo"
     "es mi prototipo"

    Vamos, que los prototipos, por lo que respecta a los susodichos elementos, andan sueltos por la calle. Pero ¿qué es en realidad un prototipo?

   Imaginemos que una escudería de fórmula 1 (da igual la marca) desarrolla un nuevo modelo de bólido, y tras los cálculos correspondientes, los planos y diseños pertinentes, monta el coche. Hay uno y solo uno. Será sometido a pruebas, y una vez obtenidos los resultados apetecidos, decidirá fabricar otros dos o tres. Pues bien, ese primer modelo, es lo que en español claro y preciso es un prototipo.

    Sigamos imaginando.  Un ceramista  recibe el encargo  de producir un nuevo tipo de bobedilla cerámica, para lo cual necesita la boquilla adecuada. Boquilla de la que carece ya que el modelo de bobedilla es absolutamente nuevo y no existen boquillas para tal pieza. El ceramista se pone en contacto con un herrero, le entrega el diseño de la boquilla, y el herrero la monta. Hace sólo una para enseñársela al ceramista y que éste la pruebe, con el fin de comprobar si cumple los requisitos. Pues bien, esa primera boquilla es un prototipo.

     Hay   otras    acepciones   de   prototipo,    pero  lo que  esos mozos   quieren   decir  es  que "fulanito o fulanita no es mi tipo" o que "fulanito o fulanita es mi tipo". Tipo es otra palabra que tiene varias acepciones, pero resulta que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua especifica la frase entera para referirse a que, en este caso, tipo es la persona que reúne las cualidades para gustar a quien dice la frase. Más claro, imposible.

    Seguramente el error se da porque prototipo es dos sílabas más larga que tipo, y claro, como ya he dicho en otras entradas, parece que a la gente que desconoce su lengua le resulta más "culto" alargar la palabra cuanto más mejor. Lo malo es que las palabras tienen la longitud que tienen y alargarlas es decir ya otra palabra y no la que queremos decir. ¡A ver!

     
   

lunes, 28 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

    Esta mañana, sin ir más lejos, acaeció que pasó ante mis ojos un anuncio de esos de seguros de coches, que andan todos medio locos para que suscribas tu póliza con ellos, cuando va la chica (la aguda) y le dice al chico (el torpe indeciso): "...yo de ti, me cambiaba..." Y ahí tenemos ya el disparate masificado, extendido, epidémico... 
    Por razón de mi profesión,  tuve ante mí alumnos de hasta dieciséis años. Corrían los tiempos del sistema educativo en que la primera etapa obligatoria recibía el muy acertado nombre de E.G.B. (Educación General Básica). El sistema, que fue degollado por el PSOE en cuanto llegó al poder, sólo por razones puramente políticas e ideológicas, que no pedagógicas, era bastante mejor que el actual, especialmente en los contenidos de lengua española, pues los libros de texto empleados en la mayoría de los colegios estaban escritos por el egregio académico D. Fernando Lázaro Carreter, de tan excelsa memoria, maestro y mentor de todos aquellos que luchamos por la claridad y precisión de nuestra lengua. Pues ya en aquella época en que los niños (perdónenme los políticamente correctos que no diga eso tan manido de "los niños y las niñas") alcanzaban en todos los aspectos niveles más altos que los de ahora, decía yo: "Dios mío, la que nos espera el día en que éstos lleguen a puestos de poder y responsabilidad" Pues bien, ya los tenemos ahí, ocupando puestos de poder y responsabilidad y cometiendo disparates lingüísticos como el del asunto de hoy. 
    Yo de ti es una expresión absolutamente incorrecta. Y no me habría tomado la molestia de comentarlo si lo hubiera oído (que no escuchado) de un corrillo de domésticas matronas, pero una campaña publicitaria, emitida a todas horas, crea un peligroso ejemplo que puede inducir a los menos letrados a pensar que es la expresión correcta. Señores publicistas, lo correcto es decir yo que tú. Y para repasar los textos, contraten ustedes a señores sesudos con su experiencia a cuestas, y no a pollos hormonados que saben de su lengua lo que han aprendido en el patio del colegio (porque a los sufridos y esforzados maestros no les hacen ni caso. Salvo honrosas excepciones, que siempre las hay) y en anuncios como los suyos. De nada.

jueves, 24 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

    Un programa de televisión, de esos  en que se debate sobre un asunto de actualidad. Bueno, decir que se debate es mucho decir. Más bien, dando ejemplo a los jóvenes, se pisan la palabra unos a otros, se dicen las cosas destempladamente, como con ira, sí, muy edificante. Tiene la palabra una señora, a la que por cierto, para entenderle algo hay que hacer notables esfuerzos acústicos, tan grande es el guirigay que tienen montado en el plató, y dice con gran efervescencia que tal señor (sobre quien se está debatiendo) "ha transigido" cuatro normas. Tan grande es el dislate que lo capté al vuelo, a la primera. Y pensé: esto es para mi blog, ¡cómo no! Es sorprendente el material que me suministran los medios de comunicación. Son una mina inagotable. 
    Transigir es aceptar hacer o dejar hacer algo que, en pricipio, molesta o disgusta. Quebrantar o violar una norma o ley es transgredir esa norma o esa ley. Y esto fue lo que quiso decir la susodicha señora: que tal señor había transgredido cuatro leyes. Y me maravillo del desparpajo que tienen algunas personas para proferir sandeces a troche y moche, sin preocuparse lo más mínimo de si hacen el ridículo ante toda España o no. ¡A ver!


martes, 22 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

    Con motivo de la caducidad de mi antivirus me puse a buscar por la red otro para sustituirlo. En eso andaba, cuando en los comentarios sobre uno de estos programas salvadores de desastres informáticos me encontré con esta "perla": "...El rendimiento en general, tanto el tiempo de respuesta como el tiempo de arranque ha sufrido mejoras, siendo especialmente reseñable el mejor rendimiento de Javascript."

    Y me pregunto yo: ¿sabrá el que esto escribió el significado del verbo sufrir? ¿Se ha dado cuenta de que habla de dos tiempos y un rendimiento y, por ende, han de ir en plural? Podría haber dicho con propiedad que se les han introducido mejoras, que han sido mejorados. Pero ¿sufrir? ¡Anda ya! Se sufre una enfermedad, un percance, un accidente, es decir, cosas todas negativas, pero las mejoras de algo son siempre positivas... al menos en mi pueblo.

domingo, 20 de enero de 2013

En defensa de mi lengua:


    En mi entrada anterior he dicho que los periodistas desprecian tanto la propiedad en el uso de su lengua que ya raya lo obsceno. Bueno, me equivoqué. Ya están en lo obsceno. Desde hace muchos, muchos años, los medios de comunicación de masas (me resisto al esnobismo de decir los "mass media") están utlizando la palabra polución cuando en realidad quieren decir contaminación. Habrá quien piense: "Pero... si es lo mismo ¿no?" Eso es lo que nos están haciendo creer los periodistas, siempre tan apresuraditos ellos, siempre desconociendo su lengua ellos, siempre tan esnobistas ellos. Pues no. No es lo mismo, y tengo que contener la risa según escribo. Vamos a ello. Contaminación ya todos sabemos lo que es. Podríamos decir que es la alteración, por la intruducción de sustancias extrañas, a veces tóxicas, de las propiedades de un elemento natural: agua, aire, tierras, etc. ¿Y polución? Pues bien, esta palabra significa la descarga involuntaria de fluido seminal, durante el sueño del varón. Se supone que el sueño es erótico. Y ahí ya no quiero hurgar, pues, como dijo Calderón de la Barca, "los sueños, sueños son.".

    Todo esto viene a cuento de que recientemente estaba yo viendo las noticias y hablando de la gran contaminación de Pekín (para mí seguirá siendo Pekín hasta que me muera, aunque la moda es llamarla Beijing), va la periodista y dice que ya van  "...nueve mil muertes por la alta polución". Son lamentables todas esas muertes, pero no me digáis que no da risa imaginar a nueve mil chinos muriendo en plena noche mientras se lo hacen con la chinita de sus sueños... húmedos. Así querría morir yo también.

En defensa de mi lengua


    Las patadas que se le dan a la lengua en los medios de comunicación de masas es algo que ya raya la frontera de lo obsceno. Son muchos los medios y los supuestos periodistas que profieren constantemente atentados contra la propiedad de los vocablos. Una de las palabras que han alcanzado enorme éxito en el escenario del disparate es saga. Existe un programa, por poner un ejemplo, que se dedica a reportajes de actualidad, vamos, de la actualidad cotidiana, gente normal, con sus problemas, ilusiones, decepciones y demás cúmulo de sentimientos humanos. El periodista que lo presenta, que participa activamente en el reportaje en plan comando: aquí te pillo, aquí te mato (quien tenga ojos para leer, que lea), sin querer quitarle méritos en su quehacer como reportero, utiliza a troche y moche la palabra saga con el significado de familia, clan, estirpe, etc. especialmente referido a la sucesión de generaciones que se dedican a una determinada actividad. La utilización que hace del término es claramente errónea. En español esta palabra tiene tres significados.

     1) Bruja, hechicera, mujer que pretende tener dotes mágicas.
    2) Las obras literarias medievales o, incluso anteriores, que tratan temas heroicos o mitológicos de Escandinavia.
    3) Las obras literarias en las que se describen las vicisitudes de una familia a lo largo del tiempo, incluyendo dos o más generaciones.

    Tal vez el error venga de esta tercera acepción. Pero nótese que saga es la obra literaria en que se cuentan las aventuras y desventuras de una familia, pero no la familia. He puesto este ejemplo, pero es sumamente habitual caer en este error. Y ante tal escenario, yo me pregunto: ¿Cuándo van a enseñar lengua española en las facultades de periodismo? Y si ya lo hacen ¿cuándo lo harán con el rigor que el oficio exige?

lunes, 14 de enero de 2013

En defensa de mi lengua


    Uno de los modos verbales que confunden a los extranjeros que se adentran en el espeso bosque de nuestra hermosa lengua es el condicional unido al subjuntivo. Eso se entiende perfectamente en el caso de los extranjeros, ya que en sus lenguas no existen. No es disculpable, sin embargo, en el caso de los hispanohablantes que tienen el español por lengua materna. Con tenacidad recalcitrante, los periodistas españoles han tomado, de un tiempo a esta parte, la costumbre de utilizar el modo condicional cuando deben usar el pasado en indicativo. Lamentablemente no es infrecuente ver u oír frases como esta: "...y la niebla habría producido un saldo de cuatro muertos..." Vamos a ver: "habría producido" si hubiera ocurrido ¿qué? Porque si usamos el condicional tenemos que usar también el subjuntivo. Lo pide el sentido común a grito pelado. ¿Quién les ha enseñado estilo en la facultad de periodismo? ¿No sería más claro y lógico decir "... y la niebla ha producido un saldo de cuatro muertos"? Pues eso.
En defensa de mi lengua:

    Parece que a los modernos "expertos" de la lengua les gustan las palabras largas. Deben de pensar que si alargan una palabra "corta" le dan otro brillo, otro esplendor, la convierten en "culta", suena mejor, o yo qué sé lo que piensan todos los zoquetes que buscan convertir la lengua mediante la "fuerza bruta". Nadie escapa al hechizo de las palabras elongadas. Hoy mismo, sin ir más lejos, estaba yo viendo un documental sobre los hombres de Neanderthal en España. En eso aparece un joven científico (ojo, he dicho JOVEN) y dice algo así como que "hay que combinar la RIGUROSIDAD, con..." No es él el único que emplea la palabreja. La vengo oyendo desde hace mucho, mucho tiempo. Conste que la palabra existe, pero no es aplicable en las situaciones en que normalmente la insertan. Por ejemplo, en el caso que nos ocupa, con RIGOR hubiera quedado mucho mejor.

domingo, 6 de enero de 2013

En defensa de mi lengua
Esta vez toca algo positivo. Ayer oí decir a una ministra "punto final" ¿Os dais cuenta? "Punto final" no "Punto y final". Todavía hay lugar para la esperanza.
En defensa de mi lengua
Acabo de echar una ojeada (de ojo, que la del papel es con H) a mi correo electrónico y me encuentro con un mensaje de no sé quién, porque no lo he abierto siquiera, cuyo título dice: "Ves al cine por 1€" ¡POR TODOS LOS SANTOS! ¿Qué borricos tienen responsabilidad en estos negocios? "Ves" segunda persona del singular del presente de indicativo del verbo "ver". Lo que semejante jumento quiso decir es "Ve al cine por 1€". "Ve" segunda persona de imperativo del verbo "ir". Alguien pensará: "Hay que ver qué quisquilloso se pone este hombre por una simple s" Pues no, porque como acabo de explicar son verbos diferentes. El primer caso no tiene sentido. El segundo sí.
Amén dico vobis
En defensa de mi lengua
Tenía que ser otro ¿periodista?
Las noticias de la TV. Comentando los calores que estamos padeciendo. El chico está en una playa y le dice a la del estudio que "... y ahora me voy a meter en este agua..." Es decir para él el agua está frío o está agitado, o está tranquilo, o está limpio... ¿nadie le ha dicho que agua sólo admite el masculino "el" y eso para evitar la cacofonía? Lo demás es femenino: esa, esta, aquella... En fin. ¿Qué se puede esperar si los que tienen la lengua como herramienta de trabajo no saben usarla?
Sobre las frases estúpidas
Una de las frases más estúpidas que existen en nuestra lengua es esa que dice que "el dinero no hace la felicidad". Esto viene a cuento de que hoy ha sido el sorteo de la Lotería Nacional. No he visto ni a un solo premiado con cara triste ni llorando por las esquinas. Como decía el presentador del programa en relación con nuestra famosa frase "yo prefiero llorar en un Ferrari". Es posible que haya casos de millonarios infelices... pero sin duda alguna serían aún mucho más desgraciados si tuvieran que dormir por las noches en el cajero de un banco tapados con cartones.

En defensa de mi lengua. 

Ya da igual quién lo diga, dónde lo diga, ni a quién lo diga pues el disparate ya ha alcanzado características de pandemia. Hará cosa de veinte años que lo oí por primera vez. Nunca pensé que tendría tanto éxito, es decir, nunca pensé que hubiera tanta gente que no tuviera ni los rudimentos más básicos de su lengua. Me refiero a la famosa introducción: "Decirles que este fin de semana lucirá el sol en toda España", pongo por ejemplo. Un frase encabezada por un infinitivo, solo puede ser una subordinada sustantiva, y como sustantivo, es o un sujeto o un objeto directo. Otra cosa sería: "No me queda más que decirles que este fin de semana lucirá el sol en toda España." Esto sería lo correcto.

viernes, 4 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

     Estaba viendo yo un programa de TV desde un canal privado. Se estaba comentando algo de máxima actualidad cuando apareció en pantalla un rótulo que decía lo siguiente:

      A LOS EXTRANJEROS LES GUSTA A ESPAÑA

     Y digo yo ¿quién o quiénes se ocupan de hacer esas rotulaciones? ¿Qué titulaciones han aportado para poder trabajar en el medio? ¿No había nadie en el control que viera la barbaridad? ¿Nadie veía que había una "A" que estaba de más?

   Esto es sólo una pequeña muestra de los disparates que se dicen a menudo en los medios de comunicación de masas cuya herramienta de trabajo es la lengua, que tienen una difusión que abarca toda la nación. Que hay gente que puede no ver el disparate y aceptarlo como normal. Estoy pensando en niños, adolescentes y jóvenes aún en período de formación.