domingo, 26 de mayo de 2013

En defensa de mi lengua

Me encontraba yo oyendo por puro accidente uno de esos programas televisivos, mal llamados del corazón, pues deberían llamarse del estómago, por lo nauseabundos que son, cuando aparace una parejita, cantantes ellos, hermanos ellos, varón y mujer, para que quede claro, cuando la nena, según explica el cómo de juntarse ambos para cantar, dice: "...después de mi hermano dejar el grupo... " etc. Un latigazo estremeció mi anatomía.
¡Por los clavos de Cristo! ¿Qué idioma es ese? Pretende ser español, pero me cuesta reconocerlo.
Resulta llamativo el desconocimiento de la propia lengua que tienen las generaciones jóvenes, que forman oraciones sin sentido común, sin seguir las reglas más elementales, que por otra parte, ya no son cuestión de estudios, sino de organización mental. Y no hablemos ya de los mensajes enviados a través de los teléfonos móviles. Tal vez sea que la memorización de las letras les consume toda la reserva neuronal. Sea como fuere, se me ocurren algunas formas de decir lo que la nena vomitó, sin que la lengua sufra tan grave menoscabo.
1) "...después de que mi hermano dejara el grupo..."
2) "...una vez que mi hermano dejara el grupo..."
3) "... cuando mi hermano dejó el grupo..."
4) "... cuando mi hermano hubo dejado el grupo..." (presiento que esta última construcción ya no está  al alcance de la pavipolla).
Hay más alternativas, pero no pretendo marear a mis estimados lectores. Lo que pretendo es hacer ver que los distintos sistemas educativos que han seguido a la E.G.B. sólo han ido en detrimento de la lengua, la gran organizadora del pensamiento. Y que el daño que ya está ocasionado tiene difícil enmienda; tan grave es el problema, que desde hace algunos años, como mínimo quince, se han prodigado como hongos los planes de lectura en las escuelas, pero con semejantes ejemplos (ya abundaré sobre esta idea en mi libro) los he visto, los veo, condenados al fracaso. Si no, véanse las consecuencias prácticas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario