miércoles, 30 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

    No es infrecuente en estos días que corren, oír decir a ciertos jóvenes de ambos sexos refiriéndose a "futuribles" ligues, "rollitos" y otros tipos de relaciones, frases como las que siguen:
     "no es mi prototipo"
     "es mi prototipo"

    Vamos, que los prototipos, por lo que respecta a los susodichos elementos, andan sueltos por la calle. Pero ¿qué es en realidad un prototipo?

   Imaginemos que una escudería de fórmula 1 (da igual la marca) desarrolla un nuevo modelo de bólido, y tras los cálculos correspondientes, los planos y diseños pertinentes, monta el coche. Hay uno y solo uno. Será sometido a pruebas, y una vez obtenidos los resultados apetecidos, decidirá fabricar otros dos o tres. Pues bien, ese primer modelo, es lo que en español claro y preciso es un prototipo.

    Sigamos imaginando.  Un ceramista  recibe el encargo  de producir un nuevo tipo de bobedilla cerámica, para lo cual necesita la boquilla adecuada. Boquilla de la que carece ya que el modelo de bobedilla es absolutamente nuevo y no existen boquillas para tal pieza. El ceramista se pone en contacto con un herrero, le entrega el diseño de la boquilla, y el herrero la monta. Hace sólo una para enseñársela al ceramista y que éste la pruebe, con el fin de comprobar si cumple los requisitos. Pues bien, esa primera boquilla es un prototipo.

     Hay   otras    acepciones   de   prototipo,    pero  lo que  esos mozos   quieren   decir  es  que "fulanito o fulanita no es mi tipo" o que "fulanito o fulanita es mi tipo". Tipo es otra palabra que tiene varias acepciones, pero resulta que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua especifica la frase entera para referirse a que, en este caso, tipo es la persona que reúne las cualidades para gustar a quien dice la frase. Más claro, imposible.

    Seguramente el error se da porque prototipo es dos sílabas más larga que tipo, y claro, como ya he dicho en otras entradas, parece que a la gente que desconoce su lengua le resulta más "culto" alargar la palabra cuanto más mejor. Lo malo es que las palabras tienen la longitud que tienen y alargarlas es decir ya otra palabra y no la que queremos decir. ¡A ver!

     
   

lunes, 28 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

    Esta mañana, sin ir más lejos, acaeció que pasó ante mis ojos un anuncio de esos de seguros de coches, que andan todos medio locos para que suscribas tu póliza con ellos, cuando va la chica (la aguda) y le dice al chico (el torpe indeciso): "...yo de ti, me cambiaba..." Y ahí tenemos ya el disparate masificado, extendido, epidémico... 
    Por razón de mi profesión,  tuve ante mí alumnos de hasta dieciséis años. Corrían los tiempos del sistema educativo en que la primera etapa obligatoria recibía el muy acertado nombre de E.G.B. (Educación General Básica). El sistema, que fue degollado por el PSOE en cuanto llegó al poder, sólo por razones puramente políticas e ideológicas, que no pedagógicas, era bastante mejor que el actual, especialmente en los contenidos de lengua española, pues los libros de texto empleados en la mayoría de los colegios estaban escritos por el egregio académico D. Fernando Lázaro Carreter, de tan excelsa memoria, maestro y mentor de todos aquellos que luchamos por la claridad y precisión de nuestra lengua. Pues ya en aquella época en que los niños (perdónenme los políticamente correctos que no diga eso tan manido de "los niños y las niñas") alcanzaban en todos los aspectos niveles más altos que los de ahora, decía yo: "Dios mío, la que nos espera el día en que éstos lleguen a puestos de poder y responsabilidad" Pues bien, ya los tenemos ahí, ocupando puestos de poder y responsabilidad y cometiendo disparates lingüísticos como el del asunto de hoy. 
    Yo de ti es una expresión absolutamente incorrecta. Y no me habría tomado la molestia de comentarlo si lo hubiera oído (que no escuchado) de un corrillo de domésticas matronas, pero una campaña publicitaria, emitida a todas horas, crea un peligroso ejemplo que puede inducir a los menos letrados a pensar que es la expresión correcta. Señores publicistas, lo correcto es decir yo que tú. Y para repasar los textos, contraten ustedes a señores sesudos con su experiencia a cuestas, y no a pollos hormonados que saben de su lengua lo que han aprendido en el patio del colegio (porque a los sufridos y esforzados maestros no les hacen ni caso. Salvo honrosas excepciones, que siempre las hay) y en anuncios como los suyos. De nada.

jueves, 24 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

    Un programa de televisión, de esos  en que se debate sobre un asunto de actualidad. Bueno, decir que se debate es mucho decir. Más bien, dando ejemplo a los jóvenes, se pisan la palabra unos a otros, se dicen las cosas destempladamente, como con ira, sí, muy edificante. Tiene la palabra una señora, a la que por cierto, para entenderle algo hay que hacer notables esfuerzos acústicos, tan grande es el guirigay que tienen montado en el plató, y dice con gran efervescencia que tal señor (sobre quien se está debatiendo) "ha transigido" cuatro normas. Tan grande es el dislate que lo capté al vuelo, a la primera. Y pensé: esto es para mi blog, ¡cómo no! Es sorprendente el material que me suministran los medios de comunicación. Son una mina inagotable. 
    Transigir es aceptar hacer o dejar hacer algo que, en pricipio, molesta o disgusta. Quebrantar o violar una norma o ley es transgredir esa norma o esa ley. Y esto fue lo que quiso decir la susodicha señora: que tal señor había transgredido cuatro leyes. Y me maravillo del desparpajo que tienen algunas personas para proferir sandeces a troche y moche, sin preocuparse lo más mínimo de si hacen el ridículo ante toda España o no. ¡A ver!


martes, 22 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

    Con motivo de la caducidad de mi antivirus me puse a buscar por la red otro para sustituirlo. En eso andaba, cuando en los comentarios sobre uno de estos programas salvadores de desastres informáticos me encontré con esta "perla": "...El rendimiento en general, tanto el tiempo de respuesta como el tiempo de arranque ha sufrido mejoras, siendo especialmente reseñable el mejor rendimiento de Javascript."

    Y me pregunto yo: ¿sabrá el que esto escribió el significado del verbo sufrir? ¿Se ha dado cuenta de que habla de dos tiempos y un rendimiento y, por ende, han de ir en plural? Podría haber dicho con propiedad que se les han introducido mejoras, que han sido mejorados. Pero ¿sufrir? ¡Anda ya! Se sufre una enfermedad, un percance, un accidente, es decir, cosas todas negativas, pero las mejoras de algo son siempre positivas... al menos en mi pueblo.

domingo, 20 de enero de 2013

En defensa de mi lengua:


    En mi entrada anterior he dicho que los periodistas desprecian tanto la propiedad en el uso de su lengua que ya raya lo obsceno. Bueno, me equivoqué. Ya están en lo obsceno. Desde hace muchos, muchos años, los medios de comunicación de masas (me resisto al esnobismo de decir los "mass media") están utlizando la palabra polución cuando en realidad quieren decir contaminación. Habrá quien piense: "Pero... si es lo mismo ¿no?" Eso es lo que nos están haciendo creer los periodistas, siempre tan apresuraditos ellos, siempre desconociendo su lengua ellos, siempre tan esnobistas ellos. Pues no. No es lo mismo, y tengo que contener la risa según escribo. Vamos a ello. Contaminación ya todos sabemos lo que es. Podríamos decir que es la alteración, por la intruducción de sustancias extrañas, a veces tóxicas, de las propiedades de un elemento natural: agua, aire, tierras, etc. ¿Y polución? Pues bien, esta palabra significa la descarga involuntaria de fluido seminal, durante el sueño del varón. Se supone que el sueño es erótico. Y ahí ya no quiero hurgar, pues, como dijo Calderón de la Barca, "los sueños, sueños son.".

    Todo esto viene a cuento de que recientemente estaba yo viendo las noticias y hablando de la gran contaminación de Pekín (para mí seguirá siendo Pekín hasta que me muera, aunque la moda es llamarla Beijing), va la periodista y dice que ya van  "...nueve mil muertes por la alta polución". Son lamentables todas esas muertes, pero no me digáis que no da risa imaginar a nueve mil chinos muriendo en plena noche mientras se lo hacen con la chinita de sus sueños... húmedos. Así querría morir yo también.

En defensa de mi lengua


    Las patadas que se le dan a la lengua en los medios de comunicación de masas es algo que ya raya la frontera de lo obsceno. Son muchos los medios y los supuestos periodistas que profieren constantemente atentados contra la propiedad de los vocablos. Una de las palabras que han alcanzado enorme éxito en el escenario del disparate es saga. Existe un programa, por poner un ejemplo, que se dedica a reportajes de actualidad, vamos, de la actualidad cotidiana, gente normal, con sus problemas, ilusiones, decepciones y demás cúmulo de sentimientos humanos. El periodista que lo presenta, que participa activamente en el reportaje en plan comando: aquí te pillo, aquí te mato (quien tenga ojos para leer, que lea), sin querer quitarle méritos en su quehacer como reportero, utiliza a troche y moche la palabra saga con el significado de familia, clan, estirpe, etc. especialmente referido a la sucesión de generaciones que se dedican a una determinada actividad. La utilización que hace del término es claramente errónea. En español esta palabra tiene tres significados.

     1) Bruja, hechicera, mujer que pretende tener dotes mágicas.
    2) Las obras literarias medievales o, incluso anteriores, que tratan temas heroicos o mitológicos de Escandinavia.
    3) Las obras literarias en las que se describen las vicisitudes de una familia a lo largo del tiempo, incluyendo dos o más generaciones.

    Tal vez el error venga de esta tercera acepción. Pero nótese que saga es la obra literaria en que se cuentan las aventuras y desventuras de una familia, pero no la familia. He puesto este ejemplo, pero es sumamente habitual caer en este error. Y ante tal escenario, yo me pregunto: ¿Cuándo van a enseñar lengua española en las facultades de periodismo? Y si ya lo hacen ¿cuándo lo harán con el rigor que el oficio exige?

lunes, 14 de enero de 2013

En defensa de mi lengua


    Uno de los modos verbales que confunden a los extranjeros que se adentran en el espeso bosque de nuestra hermosa lengua es el condicional unido al subjuntivo. Eso se entiende perfectamente en el caso de los extranjeros, ya que en sus lenguas no existen. No es disculpable, sin embargo, en el caso de los hispanohablantes que tienen el español por lengua materna. Con tenacidad recalcitrante, los periodistas españoles han tomado, de un tiempo a esta parte, la costumbre de utilizar el modo condicional cuando deben usar el pasado en indicativo. Lamentablemente no es infrecuente ver u oír frases como esta: "...y la niebla habría producido un saldo de cuatro muertos..." Vamos a ver: "habría producido" si hubiera ocurrido ¿qué? Porque si usamos el condicional tenemos que usar también el subjuntivo. Lo pide el sentido común a grito pelado. ¿Quién les ha enseñado estilo en la facultad de periodismo? ¿No sería más claro y lógico decir "... y la niebla ha producido un saldo de cuatro muertos"? Pues eso.
En defensa de mi lengua:

    Parece que a los modernos "expertos" de la lengua les gustan las palabras largas. Deben de pensar que si alargan una palabra "corta" le dan otro brillo, otro esplendor, la convierten en "culta", suena mejor, o yo qué sé lo que piensan todos los zoquetes que buscan convertir la lengua mediante la "fuerza bruta". Nadie escapa al hechizo de las palabras elongadas. Hoy mismo, sin ir más lejos, estaba yo viendo un documental sobre los hombres de Neanderthal en España. En eso aparece un joven científico (ojo, he dicho JOVEN) y dice algo así como que "hay que combinar la RIGUROSIDAD, con..." No es él el único que emplea la palabreja. La vengo oyendo desde hace mucho, mucho tiempo. Conste que la palabra existe, pero no es aplicable en las situaciones en que normalmente la insertan. Por ejemplo, en el caso que nos ocupa, con RIGOR hubiera quedado mucho mejor.

domingo, 6 de enero de 2013

En defensa de mi lengua
Esta vez toca algo positivo. Ayer oí decir a una ministra "punto final" ¿Os dais cuenta? "Punto final" no "Punto y final". Todavía hay lugar para la esperanza.
En defensa de mi lengua
Acabo de echar una ojeada (de ojo, que la del papel es con H) a mi correo electrónico y me encuentro con un mensaje de no sé quién, porque no lo he abierto siquiera, cuyo título dice: "Ves al cine por 1€" ¡POR TODOS LOS SANTOS! ¿Qué borricos tienen responsabilidad en estos negocios? "Ves" segunda persona del singular del presente de indicativo del verbo "ver". Lo que semejante jumento quiso decir es "Ve al cine por 1€". "Ve" segunda persona de imperativo del verbo "ir". Alguien pensará: "Hay que ver qué quisquilloso se pone este hombre por una simple s" Pues no, porque como acabo de explicar son verbos diferentes. El primer caso no tiene sentido. El segundo sí.
Amén dico vobis
En defensa de mi lengua
Tenía que ser otro ¿periodista?
Las noticias de la TV. Comentando los calores que estamos padeciendo. El chico está en una playa y le dice a la del estudio que "... y ahora me voy a meter en este agua..." Es decir para él el agua está frío o está agitado, o está tranquilo, o está limpio... ¿nadie le ha dicho que agua sólo admite el masculino "el" y eso para evitar la cacofonía? Lo demás es femenino: esa, esta, aquella... En fin. ¿Qué se puede esperar si los que tienen la lengua como herramienta de trabajo no saben usarla?
Sobre las frases estúpidas
Una de las frases más estúpidas que existen en nuestra lengua es esa que dice que "el dinero no hace la felicidad". Esto viene a cuento de que hoy ha sido el sorteo de la Lotería Nacional. No he visto ni a un solo premiado con cara triste ni llorando por las esquinas. Como decía el presentador del programa en relación con nuestra famosa frase "yo prefiero llorar en un Ferrari". Es posible que haya casos de millonarios infelices... pero sin duda alguna serían aún mucho más desgraciados si tuvieran que dormir por las noches en el cajero de un banco tapados con cartones.

En defensa de mi lengua. 

Ya da igual quién lo diga, dónde lo diga, ni a quién lo diga pues el disparate ya ha alcanzado características de pandemia. Hará cosa de veinte años que lo oí por primera vez. Nunca pensé que tendría tanto éxito, es decir, nunca pensé que hubiera tanta gente que no tuviera ni los rudimentos más básicos de su lengua. Me refiero a la famosa introducción: "Decirles que este fin de semana lucirá el sol en toda España", pongo por ejemplo. Un frase encabezada por un infinitivo, solo puede ser una subordinada sustantiva, y como sustantivo, es o un sujeto o un objeto directo. Otra cosa sería: "No me queda más que decirles que este fin de semana lucirá el sol en toda España." Esto sería lo correcto.

viernes, 4 de enero de 2013

En defensa de mi lengua

     Estaba viendo yo un programa de TV desde un canal privado. Se estaba comentando algo de máxima actualidad cuando apareció en pantalla un rótulo que decía lo siguiente:

      A LOS EXTRANJEROS LES GUSTA A ESPAÑA

     Y digo yo ¿quién o quiénes se ocupan de hacer esas rotulaciones? ¿Qué titulaciones han aportado para poder trabajar en el medio? ¿No había nadie en el control que viera la barbaridad? ¿Nadie veía que había una "A" que estaba de más?

   Esto es sólo una pequeña muestra de los disparates que se dicen a menudo en los medios de comunicación de masas cuya herramienta de trabajo es la lengua, que tienen una difusión que abarca toda la nación. Que hay gente que puede no ver el disparate y aceptarlo como normal. Estoy pensando en niños, adolescentes y jóvenes aún en período de formación.