jueves, 19 de marzo de 2015

Sobre las "tablets"

En defensa de mi lengua

En la loca carrera en que nos han metido los fabricantes de cacharrería electrónica, nos hemos encontrado súbitamente con un nuevo cacharrito al que todo el mundo ha dado en llamar "tablet". ¿Por qué precisamente "tablet"? Bien, hagamos un poco de historia de la arqueología.
En esa loable tarea de escarbar y escarbar para hallar vestigios del pasado que nos ayuden a comprender de qué polvos vienen estos lodos, esos héroes del trabajo intelectual llamados arqueólogos, en cierto momento, encontraron como consecuencia de su labor de zapa en Mesopotamia unas piezas de barro cocido con una extrañísima escritura que parecía haber sido ejecutada practicando incisiones en la arcilla blanda con un instrumento con forma de cuña. 



 


Pusiéronle el nombre de cuneiforme a esta escritura. Nótese la forma de la pieza en cuestión. Talmente parece la cubierta de un libro o mejor aún, de una "tablet".

Una vez más parece que estamos condenados a recurrir a la lengua inglesa para comprender el dislate y resulta que... ¡hale... hop! en inglés se llama "tablet". Sí, esa pieza de barro cocido en Mesopotamia hace unos miles de años recibió, en su día, el nombre de tablet en inglés... En la actualidad, y por su gran similitud de forma y porque se pude escribir pulsando con los dedos sobre ella, al nuevo artilugio lo bautizaron como "tablet" en recuerdo de las mesopotámicas.

Hasta ahí todo muy bien. Cada quisque es muy libre de ponerle a su invento el nombre que mejor le cuadre, pero ahora de lo que se trata es del apelativo que se le da en los diversos idiomas. Resulta que esas piezas de arcilla en español recibieron, en su día, el nombre de "tablillas" pues su forma recordaba a una tabla pequeña. De aquí se desprende que al "tablet" inglés, le corresponde la "tablilla" en español.

¿Pero qué ocurre entonces? Que los "listos" de siempre, muy versados en la lengua inglesa e ignorantes de la suya, empezaron a llamarla con el nombre inglés a diestro y siniestro en la absurda idea de que no había en español nombre equivalente que ponerle, y así, a estas horas, todo el mundo llama "tablet" a ese aparatito que el diablo confunda.

¿Sabe quien estas líneas lee cómo las llamo yo? Tablillas. Aunque solo sea por comprobar si un leído es capaz de crear la misma escuela que un "esnortao". Me temo que no, pero ¿y lo que me divierto con el experimento?

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